sábado, 25 de septiembre de 2010

Los remedios prohibidos


En este mundo de contrastes han convivido durante siglos el bien hacer y el egoísmo a la par. No en balde José Martí identificó a los seres humanos en dos bandos: el de los que aman y fundan y el de los que odian y deshacen. Estos últimos han llegado hoy al límite de la crueldad. El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba así lo prueba

Orlando Ruiz Ruiz

En el Instituto de Oncología y Radiobiología de La Habana, por ejemplo, los médicos están imposibilitados de emplear las placas de yodo radiactivo en el tratamiento de niños y adultos que padecen del tumor retinoblastoma (afección congénita que se desarrolla en la retina), al no poder comprar dichos elementos, solo posibles de adquirir en los Estados Unidos.
Esta tecnología es mayormente utilizada en el tratamiento de niños, porque permite tratar el tumor conservando la visión del ojo afectado y la estética del rostro. Ante la carencia de las placas, la única alternativa es la extirpación del globo ocular y en una parte de los casos la eliminación de ambos órganos.
El ensañamiento llega al punto de impedir también a Cuba comprar el Temozolamide (Temodar), citostático específico para el uso en tumores del sistema nervioso central (gliomas y astrocitomas). Esta enfermedad afecta aproximadamente a 250 pacientes anuales, de los cuales alrededor de 30 son niños. El empleo de este medicamento aumentaría significativamente la supervivencia y calidad de vida de los enfermos, ya que tiene pocos efectos adversos y es de relativa fácil administración comparado con otros.
Pero el colmo del cinismo y la deshumanización es la medida dictada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que desde el año 2007 incluyó al cardiocentro pediátrico William Soler, de la capital cubana, en la categoría de “hospital denegado”, por lo cual se le imponen condiciones para venderle productos y se le niega la adquisición de estos si no cumple con determinadas exigencias impuestas en virtud de la política de bloqueo.
Esta criminal medida ha conllevado a un sin número de afectaciones en la realización de diferentes técnicas quirúrgicas por no poder adquirir en el mercado norteamericano determinados materiales, como sondas vesicales y traqueales de mayor calidad, catéteres y stents, entre otros.
A los pequeños cubanos cubanos aquejados de cardiopatías se les niega también el uso del dispositivo Amplatzer, de fabricación estadounidense, elaborado a partir de materiales especiales para evitar el rechazo orgánico. Este módulo es utilizado para el cierre percutáneo de la comunicación interauricular (cierra la abertura defectuosa entre las arterias aorta y pulmonar), procedimiento que evita la cirugía a corazón abierto, intervención que además de riesgosa, requiere de cuidados intensivos y una recuperación de tres semanas.
Como la vesanía imperialista no tiene límites, a la compañía norteamericana ABBOT que hace suministros al mundo entero sin restricción alguna, se le prohíbe la venta a Cuba del medicamento Sevofluorane, agente anestésico general inhalatorio de rápida inducción, que lo hace ideal para la aplicación de la anestesia en niños, entre otras ventajas.
Pero asombra que otros medicamentos genéricos de menor calidad y con efectos adversos, como el Levosimendan, fabricados por la misma compañía, tampoco pueden ser adquiridos en los hospitales pedriátricos cubanos.
Solo por las acciones aquí enumeradas, que representan una nimia parte dentro del conjunto de la política canallesca de Estados Unidos, el bloqueo clasifica como un acto genocida. No obstante, con deshumanizado cinismo, el secretario de Estado de Obama para América Latina, Arturo Valenzuela, acaba de decir que Washington no contempla el levantamiento del cerco tendido en torno a Cuba.
Lejos de atenuarse en el último año, las afectaciones derivadas del recrudecimiento del bloqueo, solo en el sector de la salud pública, ascienden entre mayo del 2009 y abril del 2010 a 15 millones 200 mil dólares, sin contar el daño humano y el sufrimiento de los niños.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Verde rincón del celuloide


Por Orlando Ruiz Ruiz

Hará muy pronto veinticuatro años llegaban a nuestros oídos, escurridas entre la racha untada de salitre del malecón habanero, las evocadoras notas de esa melodía que abre cada diciembre las puertas del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Pero aquel quince de diciembre de mil novecientos ochenta y seis ocurría en La Habana un suceso trascendental, se inauguraba la Escuela Internacional de Cine Televisión y Video, de San Antonio de los Baños, una especie de templo para la magia del celuloide.
Mito, leyenda y realidad, la majestuosa presencia de esta escuela única en medio del campo habanero tiene como un embrujo. Y quizás sea porque aquí la fantasía suelta sus riendas entre el paisaje para hacer más rico el espíritu del hombre y más palpable el alma gigante de los pueblos del Sur. De sus aulas, y no se asombren, han salido auténticos genios de la cinematografía, pero más que eso, las enseñanzas descubiertas por miles de jóvenes a la sombra de la bougambilia y los cocoteros de su floresta atrevida, han servido para poner alas a muchos sueños raigales de este continente de olvidos y pesadumbres.
Y miren ustedes si es un tesoro la memoria guardada entre los muros de esta cátedra para un cine nuevo, que en todo su ámbito habitan las retumbantes voces de Gabriel García Márquez, Fernando Birri y otros inmensos caballeros de la ficción, que desgranaron su sabiduría sobre los oídos ávidos de quienes llegaron hasta las márgenes del Ariguanabo para multiplicar, sobre el olvido de los macondos de América, esos relatos que son el espíritu mismo de los pobres, a quienes han arrebatado su memoria en cien años de soledades y miserias. Así es esta escuela, una estampa sin par entre el pródigo jardín de la cultura ariguanabense.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Islas de fidelidad y mano franca














Por Orlando Ruiz Ruiz
Uno de los más hermosos y duraderos ejemplos de unidad y colaboración existentes en el mundo es el que muestran desde hace mucho tiempo Cuba y la Comunidad del Caribe (CARICOM). Los antecedentes de esta hermandad se remontan al año 1972, cuando cuatro naciones de esta región insular (Barbados, la República Cooperativa de Guyana, Jamaica y la República de Trindad y Tobago) establecieron relaciones diplomáticas con La Habana.
Fue sin dudas un gesto valiente que sirvió para poner fin a la política de aislamiento impuesta por los Estados Unidos a la mayor de las Antillas valiéndose de instrumentos de dominación como la Organización de Estados Americanos (OEA), que hacía de gendarme con manos sueltas en el entorno latinoamericano y caribeño .
CARICOM, creada un año después mediante el Tratado de Chaguaramas, reemplazó a la Asociación de Libre Comercio del Caribe (CARIFTA).
En el 2002, cuando se celebraba el trigésimo aniversario del establecimiento de nexos oficiales entre Cuba y aquellos cuatro países, que con absoluta independencia se enfrentaron a las medidas aplicadas por Washington para destruir la naciente Revolución liderada por Fidel Castro, los jefes de estado del Caribe se reunieron en La Habana a fin de realizar su primera cumbre y decidieron declarar el 8 de diciembre como el Día Cuba-CARICOM. Aquella cita memorable adoptó también el acuerdo de celebrar en lo sucesivo una reunión ministerial a los 18 meses de cada encuentro de los presidentes, con el propósito de ahondar en los temas de prioridad para las naciones miembros.
Tan significativas decisiones institucionalizaron un mecanismo de diálogo permanente al más alto nivel de gobierno entre Cuba y los 14 países independientes de la Comunidad del Caribe. El período transcurrido desde la primera ministerial ha sido testigo de importantes avances en las relaciones dentro de la región, particularmente en la cooperación en materia educacional, de salud, energética, agrícola y otras esferas de beneficio social.
En la actualidad prestan servicio en los países de CARICOM más de mil 500 colaboradores cubanos, a través de misiones solidarias que se extienden también a las vecinas Aruba, Antillas Holandesas y Guadalupe. A su vez, en Cuba se han graduado más de 4 mil jóvenes caribeños, de los cuales alrededor de mil 700 son médicos. Actualmente estudian en instituciones educacionales cubanas 3 mil 300, entre ellos los 2 mil 400 que se forman en carreras de Ciencias Médicas.
En el Caribe se han instalado ocho centros oftalmológicos con equipamiento en usufructo y personal cubano, a la vez que se ha establecido el compromiso de facilitar equipamiento médico de alta tecnología para la creación de 17 unidades de diagnóstico integral en varios países.
Como parte del Programa de Reconstrucción y Fortalecimiento del Sistema de Salud de Haití prestan servicio 22 hospitales comunitarios de referencia; 30 salas de rehabilitación; 14 centros de salud con camas y sin camas; tres posiciones de la Operación Milagro y el Laboratorio Nacional de Salud Pública, todos asistidos en lo fundamental por profesionales cubanos.
La próxima reunión ministerial Cuba-CARICOM, que se efectuará el venidero 17 de septiembre en La Habana, tiene como lema Por un Caribe unido y solidario, y su agenda comprende las relaciones de Cuba con la Comunidad del Caribe; la situación de Haití; medio ambiente y desarrollo, y la integración y concertación política de América Latina y el Caribe.