miércoles, 22 de diciembre de 2010

¿Qué descubrimiento?


Por Orlando Ruiz Ruiz
Los diplomáticos de Estados Unidos en La Habana consideran que “la disidencia tradicional en la Isla tiene demasiado interés en la ayuda de Washington; escaso apoyo popular y muchas desavenencias entre sí, además de estar desconectada de la sociedad”.
En uno de los tantos cables filtrados por WikiLeaks se reseña cómo el jefe de la SINA en la capital cubana, Jonathan Farrar, enumera una lista de problemas que, según él, hacían poco probable que los “disidentes” jugaran algún papel significativo en el futuro de Cuba.
“Muchos grupos opositores tienden a ser dominados por individuos con fuerte orgullo personal y no colaboran bien entre sí. Hemos visto escasa evidencia de que las principales organizaciones disidentes tengan algún tipo de resonancia entre los cubanos comunes y corrientes; tienen que empezar por conseguir cierto nivel de unificación de sus intenciones como oposición, o al menos dejar de gastar tanta energía tratando de obstaculizarse unos a otros” dijo Farrar.
Puesta al desnudo por la opinión de sus propios benefactores, la contrarrevolución salta al ruedo con justificaciones tan baladíes como que sus “líderes” han sido sometidos a una política deliberada de aislamiento. Uno de los mercenarios más recalcitrantes, Héctor Palacios, a la vez que califica de “lectura sesgada” lo dicho por el máximo representante de la diplomacia estadounidense en La Habana, expresó esta semana en declaraciones que recoge AFP: “Vamos a existir mientras exista este régimen y lo bueno que tenemos es que somos de pensamiento diverso”. O sea, que según este asalariado del Imperio no importa estar desunidos y disputarse entre sí las migajas del amo; la falta de unidad es para él supuesto signo de fortaleza.
En otra ridícula argumentación, Elizardo Sánchez Santa Cruz, el portavoz de la mal llamada Comisión Cubana de Derechos Humanos, aprovechó el espacio que determinada prensa brinda a los agentes pagados por Washington para vociferar: “Se está descubriendo el agua tibia, es obvio que así como el régimen (la Revolución cubana que asombra al mundo con su solidaridad y emprende reformas económicas sin precedentes)está completamente desgastado, la resistencia interna también se desgasta, sobre todo por la intensa represión política”. Elizardo no aclara que dijo esto a la AFP a plena luz del día, sin bajar la voz, ni ser interrumpido por ninguna autoridad.
Pero la peor de las justificaciones ante la desnudez en que los han dejado quienes en público los apoyan, la esgrimió la señora Martha Beatriz Roque, “insigne dama de blanco”: “La división en la oposición es una realidad objetiva, pero también hay una penetración muy grande de la policía política en la oposición interna”.
O sea, que el desprestigio, la desmoralización derivada de su actuar mezquino, al margen de la ley y contraria a la mayoritaria opinión popular, es ahora “culpa de las autoridades cubanas”.
Tal proceder provocaría risa sino fuera tan despreciable. Cuando se es mercenario hasta el propio patrón es capaz de juzgar tu ruindad, como acaba de ocurrir.