lunes, 11 de abril de 2011

Abril no es mes para olvidar


La proverbial desmemoria de nuestro enemigo lo hace delirar de nuevo, precisamente por estos días, en que bien pudiera llamarse a la reflexión ante la infranqueable fortaleza del pueblo cubano. Ahora trata de agredirnos con otras armas, pero olvida que en Cuba hay un pueblo que ha sido capaz no solo de enfrentarse a su ejército mercenario y a terroristas de toda laya entrenados por la CIA, sino también al bloqueo económico y a la guerra de desinformación y mentira más prolongada de la historia.


Por Orlando Ruiz Ruiz

En este año en que los recuerdos tocan en el gong anunciador de un nuevo abril, los cubanos viriles de hace cinco décadas, y los de ahora no menos dignos, asistimos a una de las fiestas mayores de la Patria: celebramos en la plaza de la Revolución el medio siglo de la victoria de Girón, cuando por primera vez el Imperialismo norteamericano mordió el polvo de la derrota en tierras de América.

Los mercenarios que osaron poner sus botas sobre las arenas de la Bahía de Cochinos anduvieron poco trecho. Sus sueños de reconquistar la Perla del Caribe quedaron muy pronto truncos ante los fusiles del pueblo miliciano que no se dejó arrebatar las conquistas alcanzadas el primero de enero de 1959. Las huestes del Tío Sam entrenadas solo para matar y saquear se desmoralizaron muy pronto ante un ejército de hombres humildes con moral y coraje de gigantes.

Pero quizás lo más aleccionador de los sucesos de Girón fue que estos soldados de fortuna, tras escenificar el irrisorio espectáculo de andar en largas filas con las cabezas gachas bajo la custodia de los milicianos que los había vencido, fueron cambiados por alimentos para niños. Nunca quisimos como reos a esta escoria; era preferible que retornaran a su guarida natural: los Estados Unidos de América.

Sin embargo, la proverbial desmemoria de nuestro enemigo lo hace delirar de nuevo, precisamente por estos días, en que bien pudiera llamarse a la reflexión ante la infranqueable fortaleza del pueblo cubano, que ha sido capaz no solo de enfrentarse a su ejército mercenario y a terroristas de toda laya entrenados por la CIA, sino también al bloqueo económico y a la guerra de desinformación y mentira más prolongada de la historia.

Sucede que el senador John Kerry, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, acaba de condicionar el desembolso de 20 millones de dólares adicionales al enorme monto ya aprobado para programas de subversión en Cuba a una “revisión plena” de esos proyectos, presentados con el eufemismo de “pro democracia”.

El político reconoció que este tipo de programas ha costado 150 millones de dólares al contribuyente norteamericano y solicitó que la Oficina de Supervisión del Congreso (GAO, por sus siglas en inglés), que ha investigado el fraude y abuso de esos programas en el pasado, realice otra investigación “sobre la base legal y la eficacia de esas operaciones”.

De todos modos, el gobierno de Obama ha destinado otros 20 millones para este año, asignados a supuestos disidentes, blogueros y twiteros, que los reciben a través de intermediarios contratados por las propias autoridades norteamericanas o grupos contrarrevolucionarios de Miami.

Ahora el combate es en otras arenas, pero para él también nos hemos entrenado. Desde aquel abril en que trataron de derrotar la Revolución hemos aprendido mucho de sus diversas formas de ataque. Es nuestro propio enemigo quien nos ha proporcionado siempre las armas; en Girón les arrebatamos los fusiles, en el presente nos haremos dueños de sus propias estrategias, más preparados y con la misma moral que supimos vencerlos hace medio siglo.