jueves, 26 de agosto de 2010

Cuba: estadísticas inocultables









Por Orlando Ruiz Ruiz
Aun cuando es objeto de descrédito permanente  por parte de la élite reaccionaria estadounidense, Cuba muestra hoy al mundo logros sociales que muy pocas naciones  pueden exhibir. Aún azotada por el bloqueo que despiadadamente ha privado a su población de  incontables beneficios, esta pequeña Isla, sin grandes recursos naturales y colocada geográficamente en el camino de los huracanas que asolan sus campos con mucha frecuencia de manera inusitada, se mantiene por encima de todos los países de la región en términos de calidad de vida.
Para corroborarlo, cabe reproducir algunos elementos contenidos en el trabajo publicado hace poco en Workers World bajo el título Hasta las estadísticas de la CIA muestran que Cuba socialista ocupa un lugar cimero en la región.
El articulista Caleb T. Maupin, autor de la publicación, refiere cómo la Agencia Central de Inteligencia saca a la luz cada año The World Factbook (Investigación del Mundo), a través de la cual ofrece una actualizada estadística en su balance de cada país. Esta tabla de datos mide elementos  de la calidad de vida y la salud social como, por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil, los índices de esperanza de vida, alfabetización, desempleo y producción industrial.
Y sorprende que sea la propia agencia norteamericana la que refleje que Cuba se coloca muy por encima del resto de América Latina en cuanto a alfabetización, con un 99,8% de ciudadanos que saben leer y escribir, incluso un poquito más alto que el 99,0 de Estados Unidos.
Al referirse a la tasa de mortalidad infantil, The World Factbook señala que ni un solo país de la región tiene índices más bajos que los de Cuba, incluido el rico Estados Unidos. A la vez detalla que la esperanza de vida de los cubanos está por encima de todos los países de centro y sur de América,  con una longevidad promedio de 77,64 años.
El último informe de la CIA se completa con los índices de producción industrial y compara la realidad de la Isla Antillana con la nación norteamericana y el Reino Unido. En medio de la crisis económica mundial Cuba ha bajado solo un uno por ciento, mientras que en  EE.UU. ha descendido 5,5% y en Gran Bretaña 9,8%.
Tales inocultables realidades responden al hecho de que tanto el sistema de atención médica, como  la educación en todos sus niveles reciben  en  la Isla la primera prioridad. Por otra parte, la economía cubana no está dominada por los mercados occidentales, sino planificada de acuerdo con las necesidades humanas. Ni siquiera la CIA puede ignorarlo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Imposible ver la luna del Ramadán














Por Orlando Ruiz Ruiz

La luna anunciadora del Ramadán ya comenzó a tocar a las puertas de la noche islámica; el 10 de agosto debe iniciarse el mes de retiro, ayuno y meditación en que los devotos invierten la mayor parte de su tiempo en la lectura del Corán. Es la fecha de su renovación de fe. Pero ocurre que muchos en Kabul, Bagdak, Kandahar o Faluya tendrán que transgredir forzosamente esta jornada de voto a Alá, porque un padre, un hijo o una mujer encinta pueden yacer insepultos, víctimas de los “daños colaterales” que provoca la prolongada intervención militar de Estados Unidos y sus aliados.
La continuación del estado de guerra a que está sujeta la población civil en medio de la celebración religiosa más importante para decenas de países árabes, asiáticos y otros del continente africano, es, aparte de un genocidio, un auténtico desafío a la espiritualidad del ser humano, a su libertad de fe y al respeto que merecen hombres y mujeres que representan en el conjunto de pueblos y comunidades islámicas de todas las latitudes la sexta parte de los habitantes del mundo.
Para los más de mil millones de musulmanes, este mes lunar es un tiempo de alegría y en él encuentran, al repasar las páginas del Libro Sagrado, la luz para vivir cada día más y mejor. Desde el alba y hasta que se pone el sol no se puede comer, beber ni mantener relaciones sexuales. Con estos ejercicios de dominio, el creyente musulmán manifiesta su veneración a Dios y su adhesión a la doctrina revelada en el Corán al profeta Mahoma.
Las noches, ahora festines de disparos o luces fantasmagóricas esparcidas al cielo desde el estallido de cada coche bomba, suelen estar acompañadas durante el Ramadán por cenas festivas entre familiares y amigos. Se trata, aunque no exclusivamente, de un mes de fiesta, por haber recibido de Dios el mensaje del Corán, y no es en ningún caso un mes de mortificación ni de penitencia.
Cabría preguntarse si podrán los habitantes de estas tierras ver en la noche anunciadora la luna llena que les avisa de la llegada de su fiesta milenaria. Otros destellos, menos generosas que la diáfana claridad selenita, traerán consigo fatales augurios en la actual fiesta del Ramadán.
A despecho del precepto de fe islámica, que atestigua que cualquier petición del creyente sincero puede ser satisfecha cuando se hace en la llamada Noche del Destino, denominada una fiesta dentro de la fiesta musulmana, tal parece que esta vez a los sufridos pueblos mediorientales sumidos en el estruendo de la muerte que retumba en las calles de sus ciudades y aldeas, ni siquiera les será posible pedir el derecho a vivir.